El tiempo y el clima del Algarve |
El clima del Algarbe, o mejor dicho, su envidiable clima, atraerá siempre a aquellos que busquen refugiarse de las rigurosas temperaturas de los climas nórdicos. Aunque bañada por el Océano Atlántico, la situación geográfica de esta región está marcada por su clima mediterráneo, el cual garantiza un tiempo soleado y unas temperaturas suaves en invierno, convirtiéndolo así en un destino ideal en cualquier época del año. Julio y agosto son los meses más calurosos del año, pero la brisa fresca del mar mitiga los efectos del sol y de las altas temperaturas. La costa occidental es más fresca y ventosa que la costa meridional, y los efectos de los vientos alisios portugueses que soplan en verano son aquí más evidentes. Las precipitaciones anuales son escasas y la mayoría de las lluvias se producen en invierno. El sur de Portugal disfruta de una considerable diversidad topográfica; la cadena de pequeñas montañas del interior influye en el clima del Algarbe y genera un clima perfecto para los numerosos atractivos de los que disfrutan sus visitantes, ya sean amantes de la playa, golfistas u ornitólogos. Las largas extensiones de hermosas playas son el mayor atractivo del Algarbe y sus costas atraen cada año a miles de turistas. Las playas situadas en la costa meridional de 150 Km. de largo presentan largas franjas de arena dorada bañadas por unas aguas cálidas y salpicadas de encantadoras grutas esculpidas en los acantilados. Por el contrario, el litoral occidental es recortado y más salvaje, y los altos e imponentes acantilados hacen que el acceso a las playas sea más difícil. No obstante, merece la pena bajar por los caminos empinados que descienden hasta algunas de estas playas. El conjunto de la costa occidental, conocido como Costa Vicentina, es una zona protegida, por lo que su escasa edificación y desarrollo permite obsequiar al visitante con largas extensiones de playas naturales y solitarias ajenas al bullicio de algunas de las playas de la costa meridional. Si se adentra en el interior desde la costa, y antes de penetrar en las cadenas montañosas, encontrará una zona más llana y principalmente dedicada al cultivo conocida con el nombre de “barrocal” o “beira-serra” (ladera de la montaña). Si se dirige a las alturas, el escenario cambia drásticamente y verá surgir de la montaña bosques de eucaliptos, robles y pinos, intercalados con pequeñas aldeas solitarias, y en los que manantiales naturales, ciudades históricas, restos arqueológicos y una rica flora y fauna le harán olvidarse momentáneamente de las playas de al lado. Las tres cadenas montañosas del Algarbe, Monchique, Espinhaco de Cão y Caldeirão, ocupan el 60% de la región y protegen a la costa meridional de los efectos de los vientos fríos del norte. Además de las largas playas de arena, de las llanuras y de las cadenas montañosas, el Algarbe posee también dos zonas de gran valor ecológico: las marismas protegidas del río Guadiana (la Reserva Natural de marismas de Castro Marim y de Vila Real de Santo Antonio) y las tierras bajas del estuario del Faro, conocidas como Ria Formosa. Hábitat natural de muchos animales endémicos, las marismas de castro Marim ofrecen refugio a 153 especies de aves distintas en su emigración hacia el sur. Esta zona es también muy conocida por sus salinas blancas y resplandecientes en las que el laberinto de canales de agua transporta el agua del mar a charcas poco profundas, creando así los depósitos naturales de sal marina que producen la conocida sal marina del Algarbe. Aunque el clima y las playas del Algarbe son sin duda los principales reclamos de la región, la diversidad geográfica, la belleza del paisaje y los numerosos lugares de interés turístico le demostrarán rápidamente que no son los únicos.
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