Lugares a visitar en Évora, Alentejo |
¿Qué mejor manera hay de comprender una ciudad que explorando sus más profundas joyas culturales? Uno de los lugares que atraen a un mayor número de personas es el antiguo templo romano situado en el centro histórico de la ciudad, conocido también como Templo de Diana. El templo fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, y es uno de los monumentos más antiguos y sorprendentemente mejor conservados de todo Portugal desde el siglo I d.C. Tras superar un gran número de obstáculos a lo largo de la historia, como su uso para las ejecuciones durante la Inquisición y resistir el devastador terremoto de 1755, el templo sigue poseyendo 14 de sus columnas corintias originales. Los estilos gótico y manuelino que influyeron en la arquitectura de la Iglesia de San Francisco son una auténtica preciosidad. El interior, elegantemente invadido por altares de oro y azulejos, le conducirá a la parte más relevante de la iglesia, la Capela dos Ossos (Capilla de los Huesos). Cuando entre en la Capela dos Ossos entenderá rápidamente porqué es uno de los monumentos más impresionantes de Évora. Cuando pase por debajo del arco principal de la entrada, verá una frase pintada que le producirá escalofríos. “Nuestros huesos, que reposan aquí, esperan a los vuestros”. Toda la capilla está recubierta con unos 5.000 huesos y cráneos humanos, y fue construida por los monjes franciscanos durante la época del renacimiento católico (conocida como el período de la Contrarreforma). El objetivo del mensaje que subyace es la consideración de la brevedad de la vida. La principal plaza de la ciudad, llamada Praça do Giraldo (Plaza del Giraldo) está situada justo en pleno centro de la ciudad. En ella descubrirá la parte más dinámica y comercial de Évora. Vendedores y artistas callejeros pueblan también la plaza. Bajo las antiguas arcadas morunas de la Praça do Giraldo, encontrará algunas cafeterías y tiendas. También verá la Iglesia de San Antón del siglo XVI y la famosa Fuente Henriquina, considerada monumento nacional desde 1910. La Sé Catedral de Évora (Catedral de Évora) es, con mucho, el lugar más predominante de toda la ciudad y la catedral más grande de Portugal. Situada en las proximidades del Templo romano, la Catedral de Évora fue fundada en 1186 por el Obispo D. Paio (no obstante se cree que su construcción finalizó en el siglo XIII) y es otro vestigio de la presencia romana, aunque la catedral es un claro ejemplo de arquitectura con influencias del gótico. En su interior podrá entrar en la Capilla de Nossa Senhora da Piedade (también conocida como Capilla de Esporão) y admirar la delicada decoración típica del movimiento renacentista. A poca distancia del centro de la ciudad se encuentra el excepcional crónlech Almendres. Este yacimiento megalítico estaba formado en su origen por más de cien monolitos. Todavía sigue siendo el mayor grupo de menhires (piedras de pie) de la Península Ibérica, y uno de los mayores de Europa. En la actualidad pueden verse 92 menhires distintos de varios tamaños. Se dice que este monumento tenía una finalidad religiosa y astronómica. Conocer la gastronomía es siempre una de las maneras mejores y más agradables de entrar en contacto con la cultura y las costumbres de una ciudad. Un restaurante que no debe perderse es el Restaurante Cervejaria Fialho, el restaurante más conocido de la zona. Aparte de sus deliciosas especialidades como el lomo de jabalí con puré de manzanas, el lomo de cerdo con almejas y el cordero al horno, el restaurante ha ganado varias medallas y distinciones por su calidad y servicio. No olvide reservarse un día para visitar una de las principales fincas vinícolas, Herdade do Esporão, a aproximadamente una hora de viaje en coche. Existen otras muchas opciones entre las que elegir para conocer Évora, entre las que destacan el Palácio de D. Manuel, el Convento dos Lóios y el Palácio dos Duques de Cadaval. Para conocer la ciudad y todos sus monumentos, basta con 2-3 días. Al final del viaje, cuando pasee por sus calles colmadas de historia, percibirá los suaves susurros del pasado de Évora. |