Francia, una guía turística |
¿Qué es lo primero que se imagina cuando piensa en Francia? ¿Comida y vinos refinados? ¿La última moda y los perfumes más ‘chic’? ¿Bicicletas y baguettes? ¿Campos de lavanda, la Torre Eiffel, trenes de alta velocidad y coches excéntricos? Francia es todo esto, ¡y mucho más! Francia es tan única que estas imágenes han quedado grabadas en la mente de todos. Los franceses siempre han hecho las cosas a su manera, y el hecho de que expresiones francesas como ‘Avant-Garde’ y ‘Art Nouveau’ se hayan hecho un espacio en el lenguaje internacional no es un mero accidente. El centro de todo es París, una ciudad repleta de una arquitectura, historia, cultura y estilo únicos y refinados que, en uno u otro momento, ha ejercido una influencia decisiva en el desarrollo del resto de capitales. Monumentos emblemáticos como el Arco del Triunfo o la Torre eiffel han llegado incluso a definir a París. En la elegante capital francesa encontrará miles de cosas que ver y hacer; desde visitar fabulosas galerías de arte y museos a pasear por la ribera del Sena, desde admirar la Catedral de Notre Damme a visitar el barrio de los artistas de Montmatre, eso sin olvidarse del espectáculo del Moulin Rouge. La lista es casi inacabable, aunque uno de los factores que más contrastan con la diversidad es el precio. Aunque París es una ciudad cara, aquellos que dispongan de un presupuesto limitado podrán disfrutar de una amplia oferta de atracciones gratuitas o a precios reducidos, por lo que viajar a la capital francesa siempre merece la pena. Las regiones de Francia tienen una magia especial. Cada una de ellas es tan única y diferente que le costará creer que se encuentra en el mismo país. Vista desde el aire, la campiña francesa es un mosaico de campos tan pequeños y pintorescos como ineficientes desde el punto de vista de la producción agrícola, lo que ayuda a entender los enormes subsidios y ayudas que este país recibe de la CEE. ¿Dinero bien invertido? Pruebe el vino local acompañado de pan y queso, deguste Cuisses de Grenouille (ancas de rana) sobre mantequilla de ajo, o los famosos Escargots (caracoles) con un buen vino, y después nos lo cuenta. La geografía siempre condiciona el estilo de vida, por lo que las diferencias entre la temperatura del frío norte y las temperaturas del sur casi latino hablan por si solas. La producción de champán, el comercio y las costas agrestes caracterizan los departamentos del norte del país. Viaje al sur de la capital y el país se transforma gradualmente, de los parajes ondulados y los ríos frescos y profundos del Loira y de los valles del Rin a los viñedos y el sol del Mediterráneo. El sur, desde la frontera italiana y Les Alpes Maritimes a los Pirineos y a España, conserva algunos de los nombres y lugares más evocativos: Monte Carlo en el Principado de Mónaco, la Corniche, la Provenza, Niza, Cannes, San Tropez (que saltó a la fama a partir del topless de los años 60), Aix en Provence, la cosmopolita Marsella, la Camarga y los catalanes; esta es la Francia de las vacaciones de sol, playa y satisfacción, la ribera francesa que la Jet-Set tan famosa ha hecho y a la que ahora se acercan multitudes de perspicaces turistas. Desde los rurales gite (hostales refugios) a los hoteles más lujosos, ya sea en un pueblo o en una ciudad, en los canales o en los puertos deportivos, cualquier lugar que escoja en este país conserva su eterno encanto de siempre. Así, por un pedacito de la moderna y sofisticada ‘belle-époque’, todo el mundo encontrará una gran cantidad de razones para visitar Francia. |