Guía de turismo del Algarve |
No hay ningún otro sitio en Portugal en el que la luz refleje tan fielmente la belleza del paisaje circundante como en el Algarbe. Arena dorada, agua azul transparente, casas encaladas, calles bordeadas de buganvillas, blancas extensiones de almendros en flor y verdosas laderas de cadenas montañosas se reúnen en la provincia más meridional de Portugal dibujando un telón de fondo idílico para unas vacaciones al sol. Añádale el clima del Algarbe, con sus maravillosos días soleados en verano, sus cálidas temperaturas en invierno y sus escasas precipitaciones anuales, y obtendrá el encanto en toda su plenitud. No debe sorprendernos que los del lugar digan que “El verano viene a pasar el invierno en el Algarbe”. Los aproximadamente 200 Km. de litoral que van desde la Costa Vicentina situada en el suroeste de Portugal hasta la costa sureste fronteriza con España ofrecen una multitud de playas ideales para todos los gustos. Los escarpados acantilados de la costa occidental se intercalan con largas franjas de playas vírgenes de arena o con calas resguardadas y grutas esculpidas por el mar, mientras que los acantilados dorados de la costa meridional se asoman a largas extensiones de playas de arena bañadas por unas aguas más tranquilas y cálidas. La variedad es infinita y omnipresente: playas solitarias a las que sólo puede accederse a pie o en barco; playas que ofrecen todas las actividades y la diversión de los mejores complejos vacacionales; o playas más agrestes, ideales para practicar los deportes más arriesgados. Otros muchos tesoros esperan al visitante desprevenido, ya que las envidiables playas del Algarbe no son ni mucho menos su único encanto. Lejos de los bulliciosos complejos situados al lado del mar, la naturaleza nos aguarda con todo su esplendor. Las tres cadenas montañosas del interior ofrecen a los amantes de la naturaleza unas vistas espectaculares de bosques de eucaliptos, robles y pinos y la posibilidad de visitar los pueblos históricos desperdigados a su alrededor. Relájese en los manantiales de aguas termales de Monchique, disfrute de una excursión por el río Guadiana, la frontera natural que separa Portugal de España, y deléitese con la flora y fauna de las marismas de la Reserva Natural de Castro Marim, donde podrá observar como los flamencos y las cigüeñas bendicen la tierra con su presencia en sus vuelos migratorios hacia el sur. Las ciudades costeras brindan la hospitalidad y la diversión resultantes de los muchos años de experiencia en la acogida de visitantes a la región. Los pintorescos e históricos centros con sus calles estrechas y sinuosas tienen normalmente un relato histórico que contar, las pintorescas casas encaladas son el testimonio de 5 siglos de ocupación morisca y los numerosos bares y restaurantes ofrecen una oportunidad maravillosa para saborear la cocina local. Dado que se trata de una región marinera, el pescado es el ingrediente tradicional de platos típicos como la caldeirada (cazuela de pescado) o la cataplana de amêijoas (almejas al horno), siendo los recipientes de cobre en los que se cocinan otra herencia del dominio morisco. Las frutas locales, sobre todo los higos, las almendras y las algarrobas son la base de la mayoría de los postres del Algarbe, casi siempre acompañados del medronho, el fuerte licor local elaborado a base de bayas. Gracias a la belleza natural y virgen que caracteriza a Portugal, una amplia colección de playas, un clima estupendo, unos fabulosos campos de golf, una deliciosa cocina, una fantástica diversión y la innata hospitalidad de los portugueses, el Algarbe es el destino vacacional perfecto. |