Guía de viaje de Sevilla |
En Sevilla, el arte de vivir es la búsqueda de la pasión, imbuida en el propio tejido de la capital andaluza, independientemente de la edad o de la clase social. Pasear por la Plaza de Toros en un día de corrida y deleitarse con el desenfrenado fervor de la multitud, u optar por dar una vuelta en un día de descanso y observar uno de los centros taurinos más antiguos y más importantes de España. Si el espectáculo de los toreros poniéndose cara a cara frente a su presa de cuatro pezuñas no es de su agrado, levántese antes que el resto de los turistas y échese a la calle para descubrir cómo el legendario sol de Andalucía ilumina la Catedral y su inconfundible torre, la Giralda (antiguo minarete de una mezquita que se levantaba exactamente en este mismo lugar). Pasee por la Catedral y el Alcázar, un majestuoso palacio con jardines, reconstruido tras la reconquista de Sevilla del dominio árabe. El palacio reposa en el lugar de un antiguo palacio islámico, y que incorpora tradiciones tanto cristianas como musulmanas. Esperamos que esta guía de viaje de Portugal-live le sea de gran utilidad. Cuando el sol se acerca al cenit y el calor y el sudor sean insoportables, entre en una cafetería o un restaurante de las estrechas y entrecruzadas callejuelas del casco antiguo y tómese un respiro. Bébase una cerveza o un refresco durante la siesta y recupere fuerzas para la noche. Cuando el calor aplaque, deambule de plaza en plaza, cada una más encantadora que la anterior, o diríjase al río Guadalquivir y contemple la vida del río de Sevilla, con sus suaves corrientes resguardadas por la Torre del Oro. El río Guadalquivir ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de Sevilla, independientemente de la nación que dominara la ciudad en cada época. Desde los cartagineses y los romanos hasta los moros y cristianos, este puerto interior ha sido un centro de arte, comercio, cultura e imperio a lo largo de todos los tiempos. Cuando la suerte de Cristóbal Colón empeoró, regresó a Sevilla, el lugar de la partida inicial de su flota para el Nuevo Mundo, en busca de reposo. Tras su muerte, sus huesos fueron trasladados por el Atlántico a la República Dominica, después a Cuba y finalmente regresaron a España. El descanso que tan desesperadamente buscó en la vida le fue negado hasta incluso después de su muerte. Una vez se oriente en la ciudad, y haya aprendido una parte de su dilatada historia, es el momento de empezar a conocer Sevilla. Las calles recobran su vida cuando el sol se pone con los sevillanos yendo de bar en bar, pasando buenos momentos. Es una experiencia que no debería perderse. Famosa por los bares de tapas que salpican las calles pobladas de naranjos, las fragantes explosiones de delicias culinarias y agradables aromas satisfacen a todo el mundo. Los sevillanos saben muy bien cómo divertirse en barrios como el de Santa Cruz (en el centro), en los establecimientos al aire libre y los locales nocturnos situados al otro lado del río, en Triana, o también en El Arenal, donde sería toda una negligencia por su parte no asistir a un espectáculo de flamenco. La juerga empieza tarde y continúa hasta el amanecer. Sevilla es una ciudad moderna y sofisticada con una arquitectura impresionante, un arte espléndido y un entusiasmo por la vida envidiable. |